Por revistaeyn.com
La manera en que las empresas diseñan sus paquetes de beneficios está experimentando un viraje profundo en Centroamérica. La salud mental y el bienestar integral se consolidan como prioridades estratégicas en un entorno marcado por la presión de costos y la lucha por atraer y retener talento.
La encuesta global Tendencias de Beneficios 2025, elaborada por la firma WTW, recopiló la voz de 125 organizaciones de Centroamérica y el Caribe, representando a más de 109.000 trabajadores.
El informe señala que seis de cada diez empleadores reportan incrementos en los costos asociados a beneficios o restricciones presupuestarias, mientras que casi la mitad reconoce que la competencia por profesionales calificados influye directamente en sus decisiones.
Este doble escenario ha llevado a que muchas compañías replanteen cómo distribuyen sus recursos, buscando maximizar el retorno de sus programas de bienestar.
En ese proceso, la salud mental emerge como el foco central: dos tercios de los empleadores consultados (66 %) la señalan como su prioridad principal. Le siguen el fortalecimiento de los beneficios médicos (50 %), la eficiencia en el uso de recursos (42 %), el bienestar financiero (39 %) y las opciones de retiro (29 %).
IMPACTO EN LA PRODUCTIVIDAD
De acuerdo con WTW, este giro no es coyuntural, sino un cambio de fondo en la manera en que las organizaciones respaldan a sus colaboradores, atendiendo dimensiones que inciden directamente en productividad, clima laboral y estabilidad del talento.
“Las compañías están migrando hacia esquemas más estratégicos, con beneficios pensados para responder a las necesidades reales de su gente. No se trata de ofrecer más, sino de ofrecer mejor”, afirmó Gabriel Ramírez Alvízar, líder de Consultoría en Salud y Beneficios para Centroamérica en WTW.
Otro cambio que gana terreno es la segmentación de beneficios. El 70 % de las empresas está afinando propuestas dirigidas a talento esencial, el 57 % concentra esfuerzos en áreas donde escasea el personal y el 47 % adapta beneficios para quienes perciben salarios más bajos. También destaca que un 34% está reforzando el apoyo para padres y cuidadores.
A pesar de que la flexibilidad y la posibilidad de elegir beneficios son demandas crecientes, el estudio señala que el 76 % de las organizaciones todavía no ofrece alternativas personalizables. No obstante, cerca de tres cuartas partes planean ampliar estas opciones, impulsadas por evidencia que muestra que los empleados con mayor poder de elección duplican la probabilidad de sentirse satisfechos con su paquete de beneficios.
La encuesta también identifica un impulso creciente hacia políticas como licencias ampliadas, apoyos para la salud femenina y programas relacionados con menopausia o fertilidad.
En palabras de Ramírez, la región se encuentra en plena transformación: “La salud mental, la personalización y el bienestar integral dejaron de ser conceptos aspiracionales; hoy son ejes fundamentales en la estrategia de las empresas, que buscan modelos más humanos, flexibles y acordes con las expectativas de una fuerza laboral diversa y cada vez más exigente”.