Por Agencia EFE
Las proyecciones más recientes de Fitch Ratings dibujan un panorama económico alentador para Costa Rica, en un contexto internacional marcado por la volatilidad y la desaceleración en varios mercados.
La agencia confirmó la calificación soberana de largo plazo en moneda extranjera en “BB” y mantuvo una perspectiva positiva, destacando avances estructurales que diferencian al país dentro de su grupo de referencia.
Según Fitch, uno de los principales pilares que sostienen la evaluación crediticia costarricense es su elevado ingreso por habitante, acompañado de un esquema de política fiscal que ha ganado solidez en los últimos años. A esto se suma una posición externa más robusta, impulsada por el dinamismo exportador y la inversión extranjera directa.
No obstante, la calificadora también advierte retos persistentes, como el peso todavía elevado del pago de intereses sobre las finanzas públicas y la fragmentación política, factores que han limitado históricamente la velocidad de las reformas.
El mantenimiento de la perspectiva positiva responde, en gran medida, al buen desempeño económico reciente. A pesar de un entorno global incierto y de la aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos, la economía costarricense ha mostrado resiliencia.
Fitch estima que el crecimiento alcanzará el 4,1 % en 2025, apenas por debajo del registrado en 2024, para luego moderarse hacia tasas cercanas a su potencial en los años siguientes. Las zonas francas continúan liderando la expansión, mientras que el resto de la economía avanza a un ritmo más contenido.
CONSOLIDACIÓN FISCAL
En el frente fiscal, la agencia subraya que la consolidación de Costa Rica sigue avanzando. Aunque los ingresos crecieron de forma moderada, la reducción del gasto —especialmente en intereses— permitió mejorar el balance primario.
Para 2025 se proyecta una disminución adicional del déficit fiscal global, apoyada en una menor carga financiera y en superávits primarios que se mantendrían alrededor del 1 % del PIB. La deuda del gobierno central, por su parte, se estabilizaría cerca del 60 % del PIB, un nivel que da cierto margen bajo la regla fiscal vigente.
Fitch también pone atención en el calendario político costarricense , con elecciones presidenciales y legislativas previstas para 2026. Si bien el escenario político sigue fragmentado, la agencia considera que, independientemente del resultado, el marco macroeconómico y fiscal no sufriría cambios sustanciales. Las preocupaciones ciudadanas, señala el informe, se concentran más en temas de seguridad que en un giro de la política económica.
Otro punto destacado es la fortaleza del mercado financiero costarricense, que ha permitido al gobierno financiarse mayoritariamente en moneda doméstica, reduciendo la dependencia del endeudamiento externo. A esto se suma el respaldo del Fondo Monetario Internacional, que en 2025 aprobó una línea de crédito flexible como señal de confianza en los fundamentos del país.
Finalmente, Fitch resalta la mejora sostenida de la posición externa. El crecimiento de las exportaciones, especialmente desde las zonas de régimen especial, ha reducido el déficit en cuenta corriente y facilitado una fuerte acumulación de reservas internacionales. Este colchón externo, junto con una inflación persistentemente baja, refuerza las perspectivas de estabilidad macroeconómica de Costa Rica en el mediano plazo.