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Estudio: Ganar más dinero eleva la felicidad, pero no necesariamente en el trabajo

Un estudio revela que una de las claves que vincula el dinero con el bienestar es la sensación de libertad y dominio sobre la propia vida. Sin embargo, a medida que los salarios crecen, también lo hacen las cargas: más responsabilidades, mayor presión y jornadas más extensas.

2025-11-14

Por revistaeyn.com

Un reciente análisis elaborado por Matt Killingsworth, investigador senior de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania, concluye que un salario más alto puede mejorar el bienestar general de las personas, pero no incrementa su felicidad en el entorno laboral —al menos no para la mayoría de los trabajadores estadounidenses.

El estudio se basa en datos recopilados desde 2009 a partir de más de 29.000 empleados en Estados Unidos. De acuerdo con los hallazgos, quienes ganan hasta US$200.000 al año suelen sentirse más satisfechos con su vida diaria conforme aumentan sus ingresos. Sin embargo, esa mejora emocional no se replica cuando se analiza únicamente cuándo y cómo disfrutan su jornada laboral.

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La realidad cambia a partir de ese umbral salarial. Según Killingsworth, el pequeño grupo que supera los US$200.000 anuales —alrededor del 3 % de los participantes— manifiesta niveles más altos de bienestar tanto dentro como fuera del trabajo, en comparación con quienes tienen ingresos menores.

Estos resultados se suman a una investigación previa del mismo autor, publicada en julio de 2024, que indicaba que no existe un punto de saturación entre ingresos y sensación de plenitud personal: mientras el salario aumenta, también lo hace la percepción de felicidad.

Pero el investigador advierte que el trabajo, en sí mismo, figura entre las actividades que menos alegría generan en los participantes del estudio, independientemente del sueldo.

Para Killingsworth, una de las claves que vincula el dinero con el bienestar es la sensación de libertad y dominio sobre la propia vida. Sin embargo, a medida que los salarios crecen, también lo hacen las cargas: más responsabilidades, mayor presión y jornadas más extensas.

“Es posible imaginar escenarios donde una persona sacrifica parte de su autonomía a cambio de un salario más alto”, explica, lo que implica un “costo oculto” para la felicidad en el ámbito laboral.

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El investigador señala que trabajar demasiadas horas suele interferir con aspectos importantes como la familia, la salud o los pasatiempos, incluso entre quienes se consideran muy orientados a su carrera. Bajo ese ritmo, la satisfacción laboral tiende a disminuir.

Otro patrón detectado es que, cuando una persona aporta la mayor parte del ingreso familiar, su nivel de felicidad en el trabajo cae. Esa presión adicional o la elección de un camino profesional más lucrativo pero demandante pueden debilitar otras metas personales. No obstante, aún no está claro si esta tendencia también afecta a quienes superan los US$200.000 anuales.

Killingsworth subraya que la felicidad instantánea no es lo mismo que la satisfacción laboral. Un empleado puede valorar su empleo, sus colegas o el ambiente de la oficina, pero sentirse desanimado en un momento concreto por un reto, una dolencia o una crítica difícil.

Estudios previos sugieren que, aunque el salario influye, factores como el clima laboral, el estrés y la cohesión del equipo pueden pesar más en la permanencia y atracción de talento.

Con información de CNBC

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