Por revistaeyn.com
En la actualidad, las empresas que apuestan por la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), y hasta acciones de Sostenibilidad, ya no se limitan a programas ambientales, de voluntariado, o solo capacitaciones internas. Ahora, de acuerdo con los especialistas, estas empresas colocan la salud integral de sus colaboradores en el centro de su estrategia.
Precisamente, en un contexto como el actual en donde diversos reportes proyectan que el sedentarismo en Costa Rica alcanzaría un 52 % en 2030, el ejercicio físico emerge como un elemento diferenciador y esencial para promover el bienestar, la productividad y la sostenibilidad humana dentro de las organizaciones.
De acuerdo con la especialista en Movimiento Humano y fundadora de EKA Gimnasio, Karla Solís, los entornos laborales saludables se traducen en mayor compromiso, menos ausentismo y equipos más resilientes. Además, datos del Colegio Americano de Medicina y Deporte (ASCM), han señalado que, al invertir US$1 en programas de salud, las empresas se ahorran US$5 en incapacidades y rotación de personal.
Para la especialista, aunque aún no todas las compañías han incorporado programas de actividad física como parte formal de sus políticas de Sostenibilidad o RSE, la tendencia va en aumento. Esto porque cada vez más empresas reconocen que invertir en movimiento es invertir en capital humano.
“Hay que interiorizar y educar a toda la población que el ejercicio físico constituye un pilar esencial en la promoción de la salud integral de las personas trabajadoras”, afirmó Solís. Para ella, fomentar la actividad física en el entorno laboral no es un lujo, sino un reflejo del compromiso de las organizaciones con el bienestar humano, la sostenibilidad y la productividad responsable.
Incorporación del ejercicio en la vida laboral
Un ejemplo son acciones como pausas activas, programas deportivos o facilidades para ejercitarse. Estas, menciona Solís, generan valor compartido ya que benefician a las personas trabajadoras al mejorar su calidad de vida, y a la empresa al potenciar su reputación, productividad y sostenibilidad a largo plazo.
En este sentido, el ejercicio, enfatizó la especialista de EKA Gimnasio, se convierte así en una estrategia ética que fortalece el capital humano, promueve ambientes laborales saludables y reafirma el compromiso empresarial con el desarrollo integral de las personas y de la sociedad.
Solís explicó que incorporar el ejercicio en las empresas no necesariamente requiere de grandes inversiones. Según la especialista, existen múltiples alternativas accesibles que pueden aplicarse. Por ejemplo, algunas estrategias recomendadas son:
Pausas activas: micro sesiones de cinco a diez minutos con estiramientos, movilidad o respiración, guiadas por personal interno o mediante videos. “Tienen un costo mínimo, pero un impacto enorme: mejoran la postura, reducen el estrés y elevan la energía”.
Promoción de hábitos activos: fomentar el uso de escaleras, caminatas cortas o movilidad sostenible (como bicicleta o caminata al trabajo), así como desafíos grupales de pasos o minutos activos. “Son programas de bajo costo que dependen de la comunicación interna y del seguimiento”.
Espacios de movimiento: aprovechar áreas libres —pasillos, zonas verdes, parqueos— para la práctica de actividad física. “Con una buena administración, incluso puede derivar en la creación de un gimnasio corporativo, con resultados duraderos”.
Alianzas con gimnasios externos: negociar tarifas preferenciales o clases grupales cercanas a las oficinas, ideal para empresas con espacio limitado.
Cada estrategia, señaló Solís, debe adaptarse a la cultura, el tamaño y los recursos de la empresa, pero siempre con una visión de continuidad y propósito. En este sentido, los niveles de adopción varían según el tipo de empresa.
Adicionalmente, agrega, la salud física y mental de quienes trabajan impacta directamente en sus familias, comunidades y en la productividad del país. Por ello, promover el ejercicio previene enfermedades y reduce la carga sobre los sistemas públicos de salud. “Invertir en actividad física trasciende el bienestar interno y genera un beneficio social colectivo”, subrayó Solís.