Por Leonel Ibarra - revistaeyn.com
El contexto global, marcado por una alta incertidumbre política y fragmentación, plantea nuevos desafíos para América Latina, pero también abre nuevas oportunidades para fortalecer su competitividad y reducir vulnerabilidades.
El reporte "Perspectivas Económicas de la OCDE: Foco en América Latina" de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) señala que se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) en América Latina crecerá 2.1 % en 2025 y 2 % en 2026, lo que refleja una desaceleración generalizada en la región. Estas cifras son más bajas que las previstas a fines del año pasado y se sitúan por debajo del promedio de otras economías emergentes.
Aunque se espera una fuerte recuperación en Argentina, el crecimiento se mantiene débil en la mayoría de los países, con revisiones a la baja para Brasil, México y Colombia, en un contexto generalizado de una débil demanda externa y la alta incertidumbre.
La desinflación avanza, pero persisten las presiones inflacionarias y se mantiene por encima del objetivo en muchos países, apunta la OCDE.
"Los riesgos para las perspectivas son a la baja. Un aumento de los aranceles comerciales y menor dinamismo al previsto en socios comerciales clave podría debilitar aún más las exportaciones y presionara la baja los precios de las materias primas. Los costos comerciales podrían ralentizar más de lo esperado la desinflación en las economías avanzadas y prolongar tasas de interés globales más altas", indica el reporte.

En este entorno global, la región necesita mejorar sus políticas domésticas. Un área donde es posible avanzar es en competitividad, comercio e inversión. Estas no son prioridades nuevas, pero los cambios globales en el comercio, las cadenas de suministro y la transición hacia economías más sostenibles aumentan su relevancia estratégica.
Los países de América Latina que ofrezcan estabilidad institucional, apertura y baja carga administrativa estarán mejor posicionados para atraer inversión y expandir sus mercados. Mejorar los procedimientos aduaneros representa una oportunidad clara.
Impulsar la competitividad de las exportaciones y la productividad empresarial también requiere un entorno empresarial más dinámico, una mayor competencia doméstica, un mejor acceso a la financiación, más capacitación y capacidad de innovación.
PERSPECTIVAS PARA LA REGIÓN
Esta son algunos de los puntos más importantes señalados para los países de Latinoamérica:
Argentina
El crecimiento del PIB será del 5,2 % en 2025 y del 4,3 % en 2026. El consumo privado y la inversión seguirán recuperándose, sostenidos por unas rentas reales disponibles más elevadas, unas condiciones de financiamiento más favorables y una mejora del entorno empresarial. La reciente eliminación de las restricciones al capital contribuirá a mejorar aún más la confianza en la economía y la inversión. La inflación seguirá disminuyendo, aunque a un ritmo más lento. En un contexto de aumento de las importaciones, el saldo por cuenta corriente se deteriorará.
Chile
La producción crecerá un 2,4 % en 2025 y un 2,5 % en 2026. El consumo de los hogares se verá favorecido por el aumento de los salarios reales y la creación de empleo, mientras que la inversión se verá respaldada por la caída de los costos de financiamiento y la mejora de la confianza empresarial. Se espera que el crecimiento de las exportaciones siga siendo sólido, a pesar de la incertidumbre que sigue rodeando el comercio mundial. El aumento generalizado de los aranceles mundiales podría afectar a las exportaciones de Chile. Se prevé que la inflación disminuya gradualmente hasta situarse en el 3,3 % en 2026.
Colombia
El crecimiento repuntará al 2,5 % este año y al 2,6 % en 2026. La inversión seguirá creciendo al recuperarse de una caída histórica y ante el alivio de las condiciones financieras, aunque la incertidumbre y un mercado inmobiliario débil la mantendrán en niveles moderados. El consumo y las exportaciones se ralentizarán debido a los aranceles de Estados Unidos y a la desaceleración económica global. La inflación reanudará su descenso, tras una interrupción temporal a principios de 2025, pero se mantendrá por encima del objetivo del 3 % durante todo 2026.
Costa Rica
El crecimiento del PIB se ralentizará hasta el 3,1 % en 2025 y 2026, tras situarse en el 4,3 % en 2024. La demanda interna impulsará el crecimiento, al tiempo que la demanda exterior se debilita tras la introducción de un arancel del 10% a las exportaciones de productos costarricenses a Estados Unidos, su principal socio comercial. El consumo privado se mantendrá en niveles sólidos gracias al incremento gradual de la renta disponible y del empleo. La inflación se está incrementando gradualmente hacia el objetivo del 3 % y alcanzará el 1,8 % en 2025 y el 2,5 % en 2026, a medida que la mejora de las condiciones internas motive un aumento gradual de las presiones inflacionistas internas.
México
Se prevé que la economía crezca un 0,4 % en 2025 y un 1,1 % en 2026. El bajo nivel de desempleo y la moderación de la inflación respaldarán el consumo. El consumo público y la inversión seguirán siendo moderados, habida cuenta del actual proceso de consolidación fiscal. Las exportaciones se verán lastradas por los aranceles, la incertidumbre y el debilitamiento del crecimiento mundial. La inversión se verá respaldada por el descenso de las tasas de interés, aunque se espera que se recupere solo gradualmente, debido a la elevada incertidumbre.