Por revistaeyn.com
La paralización de actividades en el puerto Santo Tomás de Castilla, en Guatemala -que se mantuvo desde la noche del 18 de agosto hasta ese 20 del mismo mes- encendió las alarmas del sector exportador por el impacto económico y logístico que genera en plena temporada alta de movimientos marítimos.
Las operaciones, tras 48 horas de paro, volvieron con la atención a tres buques. Esto se debió a acuerdos que llegaron tras una reunión de aproximadamente cuatro horas entre directivos de la portuaria, representantes de los trabajadores y autoridades del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV).
Sin embargo, previo a este levantamiento, AGEXPORT y cámaras del transporte advirtieron que, mientras duren los bloqueos y paros, miles de contenedores quedan retenidos fuera de las instalaciones y la cadena de comercio exterior sufre cuellos de botella que se trasladan rápidamente a productores, transportistas y compradores en el exterior.
Según comunicados del gremio exportador y reportes periodísticos, la cifra de contenedores afectados varía según el periodo y la fuente: hay referencias a interrupciones que van desde 1.800 contenedores en un episodio reciente hasta estimaciones que elevan las afectaciones a 2.700 unidades en escenarios más amplios, muchas de ellas con carga perecedera que requiere manejo urgente.
Además, alrededor de 20 buques portacontenedores por semana podrían ver afectada su rotación en el Atlántico y la Cuenca de El Caribe.
Los costos directos e indirectos se acumulan con rapidez. Cámaras empresariales han señalado que, por cada día de paralización, las pérdidas podrían ascender a varios millones de dólares: desde gastos extraordinarios por estadías de pilotos, viáticos y combustible, hasta penalizaciones por incumplimiento de entrega y la pérdida de mercancía sensible a la temperatura. En algunos reportes se calcula un impacto económico cercano a los US$10 millones diarios cuando la interrupción se extiende y bloquea la salida y entrada de buques.
El golpe se siente con especial crudeza en el sector agrícola y en pequeñas y medianas empresas exportadoras: frutas, vegetales y productos procesados —que representan un 31 % de la carga— enfrentan deterioro de producto y cancelaciones de pedidos, lo que repercute en ingresos y empleos locales. Asimismo, empresas de transporte reportan jornadas extendidas y costos operativos crecientes por desvíos y esperas.
Frente a la crisis, AGEXPORT y otros actores han solicitado a las autoridades medidas urgentes para normalizar el acceso al puerto y garantizar el libre tránsito de mercancías, al tiempo que reclaman soluciones que eviten que futuros bloqueos socaven la competitividad del país.
Mientras tanto, la comunidad empresarial y logística estudia rutas alternativas y medidas de contingencia, aunque reconocen que la capacidad de adaptación tiene límites cuando se trata de carga perecedera y cronogramas internacionales.
Con información de Prensa Libre