Por Claudia Contreras- Estrategia & Negocios
Presidenta de la Asociación Directoras de Panamá (ADP) y miembro de la Junta Directiva de JCain Logistics —empresa líder en servicios de logística para multinacionales—, Ana Karina Smith combina su trayectoria corporativa de alto nivel con una sólida labor de consultoría especializada en Cambio y Desarrollo Organizacional.
Desde sus inicios, como pieza clave en la transformación cultural de Copa Airlines, Ana Karina ha defendido la idea de que los grandes resultados se construyen con métricas claras, propósito definido y un genuino compromiso con las personas. Hoy, desde la ADP, lidera iniciativas para acelerar la diversidad de género en juntas directivas, visibilizara mujeres que marcan hitos y abrir espacios donde la inclusión y la equidad no sean aspiraciones, sino realidades que impulsan el crecimiento empresarial y social.
–¿Qué retos enfrentó al inicio de su carrera y cómo evolucionó su visión? Siendo joven y liderando un área de negocios, entendí que debía hablar con datos para ser tomada en serio. Preparaba informes claros, mostraba resultados y eso generaba confianza. Aprendí que lo que se mide mejora, pero lo que se celebra se multiplica. Desde entonces, además de enfocarme en métricas, me gusta reconocer qué hizo posible los logros y celebrarlo en equipo. Esa energía impulsa nuevos resultados.
–¿Cómo mide el impacto de sus iniciativas? Siempre parto de la pregunta: ¿qué queremos lograr? Según el objetivo, busco la métrica que mejor muestre si avanzamos. Me importa mucho que los equipos tengan claro hacia dónde sí queremos ir, más que enfocarnos en lo que queremos evitar. Por ejemplo, si el objetivo es elevar la satisfacción de los clientes, ¿qué deberíamos medir: menos quejas, más recomendaciones, mayor fidelización? Prefiero usar métricas que inspiren y que conecten con las aspiraciones que tiene la organización.
También, valoro las historias de impacto, porque compartirlas eleva el compromiso, fortalece la cultura y genera un sentido real de propósito, tanto en el equipo como en los clientes.
–¿Cómo aplica esa medición en iniciativas de la ADP? Nuestro objetivo es que todas las empresas bajo la Ley 56 de 2017 cuenten conjuntas diversas. Hoy, 44 %lo ha logrado, un avance aún lento. Pero, además, medimos impacto en otras formas: conversaciones que antes no ocurrían, nuevos actores que nos invitan a espacios de decisión, más aliados sumándose a nuestra causa, y sobre todo, historias de mujeres que hacen la diferencia con su liderazgo en las juntas directivas.
–¿Qué barreras difíciles aún se enfrentan? En juntas directivas, una de las barreras más grandes es que muchas no se renuevan con frecuencia. Los períodos pueden ser largos— en algunos casos incluso vitalicios— y los accionistas, mayoritariamente hombres en nuestra región, suelen ocupar esos espacios. Ha habido un avance importante con la figura de los directores independientes, y allí es donde vemos más oportunidades para que mujeres con perfiles empresariales sólidos puedan aportar. Subirla barra en términos de gobierno corporativo también implica trabajar con matrices de competencias, y buscar diversidad no sólo de género, sino también de experiencia profesional, edad y perspectivas.
–¿Cuál ha sido la decisión más compleja con la que debió lidiar como líder? Dejar la carrera corporativa para emprender como consultora. Amaba mi experiencia en el mundo empresarial y la disfruté, pero en ese momento, cuidar de mi familia era mi prioridad. Esa decisión me permitió crecer desde otro lugar, acompañar procesos transformadores y construir algo con propósito propio.
Hoy celebro que existan más esquemas flexibles que permiten mantener una carrera sin renunciar a la vida personal.