Por José A. Barrera - Estrategia & Negocios
Este año, pioneros de los sectores automotriz, industria, inmobiliario, retail, textil y agroindustria fallecieron, dejando tras de sí una ausencia física, pero latente en la huella de negocios que construyeron y diversificaron y que gracias a su visión y olfato para los negocios llevaron a nuevas alturas e incluso territorios como el caso de los salvadoreños Ricardo Poma y Rodolfo Simán, quienes desde sus respectivas empresas lograron expandir operaciones y generar cientos de nuevos empleos.
La historia económica reciente de la región centroamericana no puede escribirse sin mencionar a un grupo selecto de líderes que, con una mezcla de audacia empresarial y visión, transformaron negocios locales en referentes regionales.
Estos personajes —homenajeados por su trayectoria— consolidaron un modelo de gestión donde la innovación y el compromiso se entrelazan para edificar el progreso del istmo.
La conquista de las fronteras
El salto de la escala nacional a la internacional fue, quizás, el reto más grande de algunos de los empresarios que fallecieron en 2025. En este escenario, Ricardo Poma, presidente y CEO de Grupo Poma, emergió desde El Salvador como el estratega de los “saltos cuánticos”.
Su gestión no solo diversificó un conglomerado familiar (del que formaba parte de la tercera generación), sino que lo profesionalizó para operar en 10 países. Bajo su mando, divisiones como Excel Automotriz, en el ramo automotor (que alcanzó presencia regional); Grupo Roble, en bienes raíces; y Real Hotels & Resorts, en el sector hotelero, entre otras actividades, se convirtieron en motores de empleo que, en la actualidad, sostienen a más de 10.000 familias en la región.
En una sintonía similar de integración, Piero Coen Montealegre logró desde Nicaragua conectar financieramente a toda la región. A través de AirPak, Coen mantuvo por más de tres décadas la representación exclusiva de Western Union, facilitando el flujo de remesas que sustentan y conectan a millones de hogares centroamericanos.
Su grupo empresarial, diversificado también en áreas clave como la ganadería y agricultura, es testimonio de una visión que supo leer las necesidades de una población en constante movimiento, lo que dio paso a que Grupo Cohen ingresara exitosamente a otras industrias como la empresa Central America Paper Group o Alas Doradas en El Salvador, que produce papel higiénico y servilletas, primordialmente, y las distribuyen en toda Centroamérica, el Caribe y el sur de México.
Por su parte, el sector del retail encontró en Carlos Manuel Paiz Andrade a su mayor exponente. Reconocido como un “retailer legendario”, Paiz Andrade transformó una tienda de barrio en la cadena de supermercados más grande de la región y desarrolló formatos que se regionalizaron como Paiz y Despensa Familiar, los cuales -años después- fueron vendidos a la estadounidense Walmart, en uno de los grandes negocios de Centroamérica a inicios del nuevo siglo.
Su capacidad para forjar alianzas estratégicas permitió una internacionalización sin precedentes, un camino que su hijo, José Carlos Paiz Riera, continuó con éxito. Al mando de marcas como GNC y VITA&mas, el joven Paiz no solo expandió el negocio, sino que se consolidó como una figura relevante en el ecosistema de emprendimiento e innovación tecnológica del istmo.
Inspiración para nuevos emprendedores
El impacto de estos líderes es palpable en la cotidianeidad del ciudadano centroamericano. La industria automotriz, por ejemplo, fue revolucionada por el también salvadoreño Samuel Quirós, fundador de Grupo Q (una compañía con operación regional y un amplio portafolio de marcas).
Desde 1952, Quirós no solo aportó a la dinamización del sector de distribución de vehículos, sino que mostró una versatilidad única al incursionar con éxito en el negocio del café, con la creación de cadena de cafeterías The Coffee Cup, un inicio que él recordaba estaba ligado a un “negocio fallido” de exportación de café que dio paso a Quality Grains, una tostaduría que daría paso a la cadena y sería su ingreso al rubro de alimentos, el cual regentó hasta el fin de su vida.
En el sector industrial hondureño, Nicolás Chahin se posicionó como el referente de la manufactura textil. Su visión llevó a Intermoda a competir en ligas internacionales con marcas como PEPE Jeans, demostrando que la moda centroamericana tiene lo necesario para trascender.
La expansión tecnológica y de artículos para el hogar tiene a otro salvadoreño como referente: Rodolfo “Rudy” Simán. El empresario fue cofundador de Grupo Unicomer, una empresa que en un cuarto de siglo y gracias al empuje de Simán logró varios hitos que pusieron a la región en el mapa global, destacando la adquisición de la marca RadioShack en más de 70 países.
Finalmente, el empresario hondureño Emilio Larach es recordado por humanizar el sector ferretero y por consolidarse como un símbolo de sostenibilidad y ética. Larach convirtió una pequeña tienda en Larach & Cía., en una cadena de referencia en Honduras.
El empresario demostró que el crecimiento es compatible con una gestión personalizada y una relación de estrecha cercanía con el personal operativo.